Camino a la innovación educativa

Innovar es el camino


Somos conscientes de que nuestra sociedad está en constante cambio, en ocasiones,  ocurre tan rápido que es difícil responder a las necesidades que se nos plantean. La escuela, engranaje importante, también está experimentando cambios con frecuencia, cambios que nosotros vivimos plenamente y tratamos con esfuerzo de adaptarnos a ellos, con éxito en la mayoría de ocasiones y no sin sudor. Los cambios de buena fe intentan responder a ciertas necesidades que surgen en los tiempos que nos toca vivir.
Años atrás el “maestro de escuela” era el poseedor del conocimiento, el transmisor y el selector del conocimiento, cuantas generaciones han aprendido municipios de España y sus productos más típicos, y muchas de ellas ni siquiera las han visitado, pero lo habían memorizado porque a su maestro le pareció importante. Nuestra figura era de vital importancia en una sociedad en la que el saber no llegaba a todas las casas. Pero, ¿Dónde estamos ahora? ¿Cuál es nuestro papel en la sociedad? ¿Qué esperan de nosotros las familias? ¿Qué necesitan nuestros alumnos?
Ahora, el conocimiento está en al alcance de tu mano, y además lo seleccionas tú según tus intereses. Nosotros hoy en día tenemos la no poca tarea de acompañar al tesoro de la sociedad, los niños, en sus primeros años de socialización. Ahora nos toca acompañar, solamente acompañar, facilitar, proporcionar, guiar a nuestros alumnos en su inclusión en la sociedad, y a nuestras familias en la educación integral de sus hijos. Parece una tarea menor la de acompañar, pero realmente no es tarea fácil, cuando se trata de hacerlo bien, de que no sea una guía sin sentido, sin orden, ni fundamento. Además no es tarea fácil cuando se está en el momento de transición entre lo nuevo y lo viejo.

Para nosotros es un duro trabajo el que nos toca afrontar, pero de esto sabemos un poco, con tanto papeleo y cambio de leyes. Sin embargo, saber que estamos en la subida de la montaña y que la cima está cerca, debe ser el motor que nos ayude a movernos. Andar con los zapatos recién estrenados no es cómodo, molesta, y pasamos todo el día con dolor de pies, pero como sabemos que se pasará, al día siguiente nos los volvemos a poner. Ahora debemos ser valientes, seguro que no nos sentimos cómodos en algunas sesiones usando metodologías activas en el aula, pero solo usándolas dejarán de molestarnos. Pero no nos olvidemos que seguimos subiendo, aun con los zapatos ya usados no estaremos cómodos en la subida, porque la mochila que llevamos está llena de cosas viejas que pesan bastante.
Entre lo nuevo y lo viejo el viaje se torna muy incómodo. La convivencia entre lo que tengo que hacer y lo que quiero y necesito hacer no es fácil de encajar y en ocasiones entran en conflicto. Aunque debemos convencernos de que es la respuesta que nuestros alumnos necesitan. Necesitan venir motivados a la escuela y que salgan de ella con más ganas de volver que llegaron. Ese es el motivo del cambio. Además como ya hemos dicho solo nos queda atrevernos a salir de nuestra zona de confort, atrevernos a jugar con las nuevas estrategias metodológicas que se nos plantean, como les pedimos a nuestros alumnos que se enfrenten a los nuevos aprendizajes, sin miedo al error y sin miedo a la frustración, con ganas de aprender del error y de nutrirnos del trabajo de nuestros compañeros, de nuestro equipo.

Estamos a medio camino de nuestro objetivo, miremos el sendero y no al horizonte, paso a paso el camino se hace más ligero y todos juntos conseguiremos llegar a nuestra meta. Soñemos. Soñemos que nuestros alumnos vienen motivados cada día, soñemos que trabajan en equipo y se ayudan unos a otros en el proceso de aprendizaje, soñemos que los aprendizajes fundamentales no se les olvidan sino que los practican, soñemos que en nuestros alumnos germina una nueva actitud emprendedora para una nueva sociedad, para un nuevo mundo.
“Si usted puede soñar eso, usted puede hacerlo.” Walt Disney.

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